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Un descenso sostenido durante los últimos diez años ha experimentado el país en el Ranking Global de Competitividad, que mide a 64 naciones.
En la última versión del Informe de Competitividad Global del IMD, dada a conocer en junio, Chile se ubicó en el lugar número 44 del ranking, situándose seis lugares más abajo respecto a la versión anterior. A pesar de este descenso, el país sigue siendo el mejor posicionado en América Latina.
Este resultado se debería a la caída en tres de los cuatro pilares de la medición: desempeño económico (50 al 53), eficiencia del gobierno (20 al 22), eficiencia y negocios (37 al 40) e infraestructura (45).
Las naciones de la región que se ubican más cerca son México (55), Colombia (56), Brasil (57), Perú (58), Argentina (63) y Venezuela (64). Todos, además, registrando una tendencia a la baja en la última década.
El Director Ejecutivo de OpenBeauchef, Claudio Maggi, explica que donde el país presenta mayores deficiencias es en productividad y desempeño de las empresas, incluyendo el tema del empleo.
“La productividad tiene mucho que ver con la innovación y el emprendimiento. Que el país pueda incrementar su productividad depende de tres grandes factores: uno, la capacidad de las empresas de mejorar su productividad e ir innovando y mejorando la forma en que realizan sus procesos y generan sus productos; lo segundo, que entren nuevas empresas productivas a la economía, es decir, promover el emprendimiento que permita que estas nuevas empresas se incorporen y contribuyan con mayores capacidades de competir; el tercer elemento, tiene que ver con la capacidad de la economía de ir abandonando aquellos sectores más declinantes que aportan menos a la productividad y abrazando sectores que son mucho más dinámicos y que son los sectores del futuro, que es hacia donde se está moviendo la economía”, detalla.
Para el líder del centro de innovación y emprendimiento de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, si bien la caída no es una buena noticia hay señales que dan cuenta que podríamos comenzar a revertir la tendencia en los próximos años.
“El haber podido tener un encausamiento institucional a todo el conflicto social, iniciando ya el proceso de propuesta de una nueva Constitución con una convención representativa de lo que es el país es una muy buena noticia. Nos pone en una base de acuerdo social que es básica para pensar en cómo progresamos y somos capaces de mantener un adecuado ecosistema de innovación y emprendimiento en el país”, relata.
Por Comunicaciones OpenBeauchef
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