Editorial: Biotecnología y nuevos materiales sostenibles

Por Alejandro Pantoja, Director Ejecutivo de OpenBeauchef.

Alejandro Pantoja OpenBeauchefLa intersección entre innovación y sostenibilidad es indisociable en el siglo XXI, sobre todo considerando desafíos fundamentales, como el de reducir o más bien eliminar los desechos que lanzamos al planeta y el generar nuevas formas de producción ética, los cuales requieren de un quiebre del paradigma al que estamos acostumbrados.

Para hacer frente a estas nuevas problemáticas, la biotecnología parece ser uno de los campos más significativos y emergentes en la investigación y desarrollo de nuevos materiales, con el potencial de redireccionar las prácticas industriales y comerciales hacia un modelo más sostenible y ético.

En este escenario, aparecen importantes innovaciones que impulsan soluciones no solo a los
problemas tecnológicos de este sistema productivo, sino también sociales. Así, plantas, algas,
hongos o bacterias son considerados como base para estas exploraciones que buscan abordar los
desafíos socio-ecológicos del siglo XXI. Aunque la versatilidad y durabilidad del plástico lo vuelven la
opción lógica en la producción de productos y empaques, su resistencia a la degradación lo han
convertido en una gran amenaza ambiental. Los bioplásticos, fabricados a partir de recursos
renovables, no sólo pueden ser biodegradables, sino que su producción también puede generar
menos emisiones de carbono en comparación con los plásticos convencionales. Con la preocupación
creciente por el bienestar animal y el impacto ambiental de la industria textil y del cuero, la
biotecnología también está buscando desarrollos a partir de hongos o del cultivo de cuero en
laboratorios a partir de células animales sin la necesidad de criar y sacrificar animales.

Este «cuero» biotecnológico tiene el potencial de reducir significativamente la huella ecológica de la industria,
reduciendo la deforestación, el uso del agua y las emisiones de gases de efecto invernadero. Estos
nuevos materiales, hoy están explorando diversas aplicaciones como por ejemplo en forma de
nano celulosa para uso en pantallas táctiles flexibles o envases, en fibras para uso textil, o incluso, en
materiales de construcción con capacidad de auto regenerarse.

Las demandas emergentes de sostenibilidad, tanto en la producción como en el consumo, abren
oportunidades relevantes para el campo de la biotecnología, no solo en la investigación y desarrollo
científico, sino para el emprendimiento innovador que explota estos resultados. Ejemplos de nuevas
startups biotecnológicas están aumentando, lo que no implica reconocer que este tipo de
emprendimiento es uno de los más complejos de llevar adelante. Dado el tiempo de investigación y
desarrollo y el nivel de riesgo e incertidumbre, las iniciativas emprendedoras en biotecnología
requieren más que una conceptualización innovadora; necesitan infraestructura (laboratorios e
instrumental), financiamiento, mentoría especializada y un marco regulatorio adecuado que fomente
la I+D+i y su comercialización.

La convergencia de estos factores es determinante para la viabilidad y éxito de tales emprendimientos, por lo que es imperativa la sinergia entre investigadores/as, emprendedores/as e inversionistas. Universidades que fomentan la I+D y su transferencia como emprendimiento, centros de I+D y empresas que disponibilizan su infraestructura existente para pilotear, inversionistas que se acercan a las universidades a observar y financiar tempranamente proyectos potenciales… Sólo a través de un enfoque colectivo y sistemático entre Universidades, Empresas, Incubadoras/Aceleradoras, Venture Capital e inversionistas, podremos capitalizar los
avances en biotecnología, alineándolos con los imperativos de sostenibilidad del siglo XXI.