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- Aprendizajes colectivos, seis prototipos y un aporte permanente al cuidado del medio ambiente y la promoción de energías renovables no convencionales, son parte del aporte que han realizado generaciones de estudiantes de la Universidad de Chile.
- El contexto de crisis sanitaria no ha menguado su espíritu colaborativo y el deseo de representar al país en las competencias de vehículos solares que se presente en el futuro.
El año 2007 comenzó el proyecto Eolian, el primer autosolar de Chile y América Latina creado por estudiantes de la Universidad de Chile. Han pasado 14 años desde que se inició este trabajo, diferentes competencias y generaciones de alumnos de la Casa de Bello, quienes junto a un grupo multidisciplinario de funcionarios y académicos pusieron en el tapete la relevancia de modificar la matriz energética y cuidar el medio ambiente.
Ese primer modelo se llamó “Dios del Viento” y su estructura estaba compuesta por fibra de vidrio, un motor eléctrico, 80 por ciento de superficie cubierta con celdas solares, tres ruedas, una pequeña cabina para el piloto y cinco metros de largo, entre otras características.
La sexta versión del auto solar “Eolian Áuriga-Enel X”, que comenzó a construirse en 2020, pesará cerca de 500 kilos aproximadamente e integrará dos motores de 2 KW de potencia cada uno, además de 3,72 m² de paneles solares.
Mariana Novoa, Coordinadora General del Proyecto y estudiante de Ingeniería Eléctrica de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, explica que Eolian les permite acercar las energías renovables y la electromovilidad a las personas en distintas partes del país, mostrando que estas soluciones para cuidar al medioambiente son realmente posibles y que se pueden implementar en la vida diaria.
En estos procesos también ha estado presente el profesor Osvaldo Zorzano, académico de la carrera de Diseño de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile (FAU), quien relata las diferentes razones por las cuales promovieron el desarrollo de Eolian.
“Desde lo académico, la primera es que la energía solar era un campo de investigación aplicada incipiente dentro de nuestra facultad (FAU) y un vehículo como Eolian es una plataforma experimental ideal para poner a prueba muchas materias; energía electrosolar, electrónica «a medida», materiales compuestos, mecánica no-convencional, etc. La otra razón y la más importante fue que un grupo de estudiantes se propusieron el desafío de participar en la Bridgestone World Solar Challenge (BWSC) y se lanzaron al desafío. Los académicos fuimos invitados a participar. Y este aspecto del Proyecto Eolian es tal vez el que yo más valoro; le pertenece a l@s estudiantes y los académicos somos convocados a participar”, detalla.
Aprendizajes colectivos
Estos 14 de años de trabajo grupal se traducen en diferentes experiencias y aprendizajes, tanto para los académicos como para los estudiantes.
En este sentido, el profesor Zorzano considera que los alumnos son los que más aprendizajes han adquirido, lo que es directamente proporcional a su nivel de compromiso, dedicación de tiempo y talento.
“No solo adquieren conocimientos disciplinares aplicados y nutren su portafolio o currículum con un proyecto excepcional, sino que además aprenden sobre (auto)gestión de proyectos, habilidades blandas, vocaciones y habilidades puestas a prueba. Es una experiencia de esas en que lo aprendido tendrá repercusiones largo tiempo después de haber pasado por Eolian”, comenta.
Según el profesor de la FAU, en el caso de los académicos, sus aprendizajes tienen que ver con organizarse de manera fluida dentro de un equipo multidisciplinario.
“Hemos aprendido a asesorar oportunamente a los equipos con más presencia al inicio de un nuevo desafío y menos presencia hacia el final, mientras el equipo de estudiantes se afiata. Pero hemos aprendido sobre todo a dejarnos sorprender y confiar en las capacidades y decisiones de nuestros estudiantes, porque ningún Eolian ha sido ‘repetir la historia’”, relata.
Para los estudiantes, en cambio, su participación en este proyecto representa un aprendizaje constante y permanente en el tiempo, pues se enfrentan a la parte técnica que involucra diseñar y construir un auto solar.
“Buscamos siempre reinventarnos para continuar con este proyecto que nació desde los estudiantes hace ya 14 años, integrando la experiencia de los equipos anteriores con los avances tecnológicos existentes hoy en día. Y, de esta forma, seguir siendo un aporte en el desarrollo y difusión de la electromovilidad en nuestro país”, plantea Novoa.
Trabajar en pandemia
Si hay algo de lo que sabe el proyecto Eolian es trabajar ante escenarios adversos, así que la pandemia por Covid19 se transformó en el obstáculo más difícil que les ha tocado sortear como equipo.
“La pandemia ha desarticulado todos los entornos relacionados con el proyecto y sobreponerse no ha sido fácil. Sin embargo, la llegada de la electromovilidad implica un gran desafío en formato de una gran oportunidad. Alianzas como la conseguida con Enel X y la participación en instancias organizadas con el CASE sitúan al proyecto en el mapa de la electromovilidad”, afirma el académico.
La lideresa del proyecto también se refiere a estas dificultades, señalando que no ha sido fácil para ellos el proceso de construcción de su sexta versión, que será un prototipo para cuatro personas, tarea que siempre han abordado de manera presencial.
“En esta pandemia nos hemos tenido que replantear nuestra forma de trabajo y organizarnos mucho mejor para poder seguir avanzando, apoyándonos como equipo en cada una de nuestras tareas, y tratando de mantener la comunicación de los integrantes para que todo lo que diseñamos y vamos construyendo funcione como un todo, lo que no siempre resulta como lo esperamos, pero seguimos intentándolo. Además, de buscar también nuevas formas de hacer difusión a la comunidad, mediante charlas y conversatorios online”, indica Novoa.
Un nuevo escenario: La electromovilidad
Respecto al nuevo escenario que abre la electromovilidad en el país, en especial, tras los auspiciosos resultados del primer piloto de movilidad autónoma, todos coinciden en que abre nuevas oportunidades.
“Nos parece muy importante que la electromovilidad tome más protagonismo, porque es una tecnología que ya está presente en nuestro país pero que necesita ser masificada para lograr disminuir realmente el uso de vehículos con motor a combustión y, de esta manera, disminuir el daño al medio ambiente. Pero es importante también que estas soluciones no solo provengan desde otros países si no que se fomente el desarrollo e innovación local, y es en este punto en que la formación del CASE abre grandes oportunidades, para, por ejemplo, proyectos como el nuestro, donde esperamos poder llegar a fabricar nuestros propios componentes eléctricos que puedan ser utilizados tanto en nuestro auto solar como en el resto de los vehículos eléctricos”, detalla Novoa.
En tanto, el docente de la Universidad de Chile plantea que el proyecto Eolian es una declaración de principios en muchos sentidos.
“Es una forma de decir que las cosas se pueden hacer de diferentes maneras. Que la electromovilidad puede ser aún más eficiente de lo que ya es hoy. Que cuando los saberes de diferentes disciplinas se suman, se pueden desarrollar proyectos de esta envergadura y complejidad. Pero por sobre todo lo que Eolian puede aportar en un futuro cercano es un equipo humano de futuros profesionales muy especiales, que tienen una mirada muy clara sobre ese futuro”, sentencia.
Comunicaciones OpenBeauchef
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