Por Alejandro Pantoja, Director Ejecutivo de OpenBeauchef

La evidencia internacional es clara: las empresas lideradas por mujeres o que tienen una mayor participación de éstas a nivel directivo, son más innovadoras y presentan mayor crecimiento económico que las que no. No obstante, la brecha entre hombres y mujeres sigue manteniéndose alta. Si consideramos el total de Emprendimientos y Empresas de Base Científica Tecnológica (EBCT) estudiados en Chile, sólo un 11% son lideradas por mujeres y un 15% poseen liderazgos mixtos. Peor aún, el 36% de las EBCT no cuentan con ninguna mujer dentro de sus equipos. Un indicador clave del vínculo entre la ciencia y la industria es la cantidad de empresas registradas por personas con grado de doctor, siendo en Chile sólo el 24% realizada por mujeres.
Obviamente este escenario es resultado de una educación sexista que desde la infancia modela de manera diferente el rol del hombre y la mujer en la sociedad. Esto incide, por ejemplo, en el porcentaje de mujeres tituladas de pregrado en áreas STEM (Ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) donde en el año 2019 fue de un 7% en Chile, siendo el país con el porcentaje más bajo de los miembros de la OCDE.
Estas cifras son preocupantes, no solo porque la ciencia y la tecnología son la base de los puestos de trabajo del futuro, sino porque el rol de las mujeres en el emprendimiento y las empresas es primordial dado que los negocios liderados por mujeres tienen mayor impacto en crecimiento, rendimiento, creatividad, innovación y oportunidad. Según Start-Up Chile, las startups lideradas por mujeres tienen un 56,7% de tasa de éxito frente al 49,9% en emprendimientos liderados por hombres.
Solucionar la brecha de género en acceso a educación en ciencia y tecnología, en los roles en la investigación, en la dirección y liderazgo, entre otros factores, es fundamental para la transformación económica y social del país, y para la innovación, el desarrollo sostenible y el crecimiento inclusivo.