En una nueva sesión de FCFM Constituyente se abordó el rol que la ciencia ha tenido en diferentes pactos internacionales y constituciones alrededor del mundo. Revisión que fue la base para la reflexión del modelo de desarrollo que busca el país y que hoy cuenta con un escenario particular.
El 19 de octubre de 2019 abrió un espacio de dolores y brechas acumuladas por la sociedad chilena en las últimas décadas, tensionando los marcos institucionales convencionales.
De este proceso, con cientos de mutilados, muertos y detenidos, surgió una vía institucional para decantar este descontento a partir del diálogo y el trabajo colaborativo: la Convención Constitucional; instancia que se encuentra distribuida en diferentes comisiones para llegar al documento final que será presentado a la sociedad chilena en un plebiscito.
Buscando aportar a este proceso desde lo que mejor saben hacer, la investigación, tecnología e innovación, la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile llevó a cabo una nueva sesión de FCFM Constituyente.
En esta oportunidad, la actividad abordó “El derecho a beneficiarse del progreso de la ciencia, tecnología e innovación”, donde expusieron el Director Ejecutivo de OpenBeauchef, Mg. Claudio Maggi, y el Decano, Francisco Martínez.
La ciencia en las Cartas Magnas y pactos internacionales
En su presentación, Claudio Maggi, abordó dos aspectos. Por un lado, el rol de la ciencia y las menciones en las constituciones, y, por otro, sobre el Estado su rol en el desarrollo y progreso de la ciencia, tecnología e innovación (CTI).
Según la revisión bibliográfica realizada junto a los profesores James McPhee y Luis Vargas, existen diferentes tratados e instancias institucionales donde la ciencia ha sido consagrada como un pilar fundamental.
Muestra de ello, es la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1949): “Toda persona tiene derecho a participar libremente en la vida cultural de la comunidad, a disfrutar de las artes y a participar en los avances científicos y sus beneficios”.
En 1976 los países que suscribieron el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, reconocieron el derecho de toda persona a “gozar de los beneficios del progreso científico y de sus aplicaciones”.
En relación con las constituciones de otras naciones, uno de los primeros antecedentes que hay se encuentran en la Constitución de Estados Unidos de Norteamérica, documento que data de 1787. Además, de encontrarse antecedentes en otros 141 textos de estas características en el mundo.
Además, se refirió a las condiciones habilitantes para un sistema de CTI, donde realzó los siguientes aspectos: marco regulatorio y de la política CTI, base institucional y de gobernanza, ecosistema de transferencia y emprendimiento tecnológico, capital humano, infraestructura para la investigación y desarrollo científico y tecnológico; los rasgos distintivos de las políticas CTI.
Agenda de cambios
Más tarde fue el turno del Decano de la FCFM, quien invitó a los participantes a reflexionar sobre el actual contexto que da cuenta de un cambio de paradigma, lo que queda de manifiesto a partir de los cambios a nivel tecnológico, social y cultural, además de normativos (nueva Constitución), que está enfrentando el país.
Esto, a propósito del modelo de desarrollo extractivista con un fuerte énfasis en los recursos naturales que, según expresó, no nos permite avanzar.
“Esta visión que les propongo tiene una oportunidad histórica que quiero hacer notar y que tiene varios aspectos. En primer lugar, el cambio de era que significa una revolución tecnológica, que ya está en curso, que invade todas las sociedades y que las transforma de manera fundamental y que abre nuevas posibilidades que antes no teníamos”, expresó la autoridad universitaria.
A lo anterior, agregó “el momento histórico que vivimos como país es otro elemento, que está pensándose a través de una nueva carta fundamental, donde se establecen los derechos sociales y el rol del Estado y de las instituciones privadas en un nuevo orden”.
El tercer elemento tiene que ver con el cambio climático, que está obligando a repensar las prioridades y los modos de vida. Sumado a la pandemia que ha implicado repensarse en diferentes dimensiones.
Por Valeria Osorio Ureta, Comunicaciones OpenBeauchef
valeria,osoriou@uchile.cl
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