Pablo Zamora es bioquímico de profesión y tiene un doctorado en biotecnología, hace un año lidera el directorio de Fundación Chile, mientras sigue incursionando en el mundo del emprendimiento de base científica-tecnológica.
El Dr. Pablo Zamora asumió la presidencia de Fundación Chile en mayo de 2022, un rol que lo tiene con la agenda copada y atendiendo diferentes asuntos en representación de la corporación público-privada que aporta al desarrollo sostenible del país.
Llegó hace pocos días de Montevideo, donde participó del Born Global Uruguay, un evento a cargo de la aceleradora The Ganesha Lab y la incubadora KhemBio, en el que compartió su experiencia y las lecciones aprendidas en su faceta como emprendedor de iniciativas biotecnológicas, marcada por su rol como fundador de NotCo y sus nuevos desafíos en startups como Spora Biotech, BioLumen,Bioterra y Rebel Factory, entre otras.
En este marco, conversó con el equipo de OpenBeauchef sobre algunos temas de interés, vinculados al desarrollo del país y el rol de la innovación y el emprendimiento.
- ¿Cuáles son los principales problemas y desafíos que debe resolver Chile para alcanzar un rol protagónico a nivel internacional en el desarrollo de conocimiento y tecnología?
Los desafíos que tiene Chile creo que son varios. Primero, para desarrollar conocimiento y tecnología en las áreas que el país tiene incumbencia y experticia tiene que pasar de un modelo exportador de commodities a un modelo exportador de conocimiento y tecnología y eso tiene que estar estrictamente ligado a las áreas en que como país tenemos ventajas estratégicas, como lo son los laboratorios naturales, los recursos naturales y toda esta ola de acomodo de esferas de incidencia que tienen que ver con cosas que sean competitivas a nivel global y que Chile, por nuestra formación técnico científica, tenemos fortaleza: la biológica, la revolución digital. Entonces, creo que a Chile le faltan dar lineamientos estratégicos claros, que exista una mayor cooperación en la investigación aplicada.
Y, por otro lado, reconocer aquellas áreas en que como país somos más competitivos y tenemos más ventaja y sobre eso construir un pilar de conocimiento que sea exportable, con un portafolio de productos y servicios que nos posicionen a nivel global.
- En una entrevista que diste hace un tiempo en un programa de CNN te referiste al mercado y sus características ¿cómo se puede desde la innovación y el emprendimiento modificar las dinámicas que actualmente tiene el mercado chileno?
Yo hacia alusión a que en Chile hay muchos que defienden el libre mercado, sin embargo, Chile no tiene un mercado abierto. Es un mercado que está capturado por grupos económicos que, eventualmente, concentran riqueza y que, lamentablemente, parte de esos grupos económicos compraron el poder político y eso hizo que el país entrara en una crisis profunda de su democracia, y eso involucra que tienen que haber más actores en el mercado.
Esta competencia que tiene el sistema económico actual está bien vista desde el punto de vista discursivo, pero no está bien implementada, porque los casos de colusión nos dicen que no les gusta la libre competencia, la entrada de actores internacionales al mercado están concentrados y regulados a favor de quienes tienen la concentración económica, lo que dificulta que haya una apertura mayor al mercado.
Entonces, bajo mi mirada -yo espero que los procesos en nuestros países sean más democráticos- involucra que tienen que haber nuevos actores en el mercado y eso implica la generación de conocimiento apropiable que haga que muchas veces estas compañías emergentes sean competitivas no solo a nivel de mercado nacional sino que también global.
La respuesta del mercado a una tendencia nueva es la fricción, y la capacidad que tienen las startups, la innovación y la tecnología en irrumpir aceleradamente ciclos de financiamiento distintos a una empresa de retail tradicional, por ejemplo, genera cierta tensión en el mercado. El mercado tiene que cambiar y ver con mayor sensibilidad lo que está ocurriendo en el entorno porque está perdiendo participación.
En vez de querer seguir concentrando, creo que todas las estrategias que están ocurriendo hoy día en Corporate Venturing, donde las propias empresas invierten de buena fe en las compañías emergentes con el fin de diversificar o complementar su oferta de valor, o eventualmente que exista un mayor dinamismo en el caso chileno en la Bolsa de Santiago, a través de un programa como Scaleups, lo que hace es diversificar las fuentes y hacer accesible a más actores la participación en este mercado. Eso creo yo que es muy sano.
Sin embargo, existe una generación de empresarios en Chile que considera que este libre mercado debe ser efectivamente libre, y que el modelo de concentración y de captura es la forma en que ellos han hecho negocios históricamente, y eso es lo que tiene que cambiar.
- Por qué crees que tienen esta reticencia al cambio ¿Qué otros factores hay en juego que hacen más difícil aceptar esta diversidad de actores?
Bueno, primero que nada, yo creo que hay un tema ideológico de por medio. Muchos de los empresarios más conservadores representan un segmento del conservadurismo chileno que no ven con buenos ojos que existan otros actores. Yo de hecho me he enfrascado en discusiones con empresarios consolidados y les he dicho, que traten de hacer esa misma compañía, con ese mismo trato a sus trabajadores, con los mismos tratos de su entorno, en un mercado más competitivo a ver si les va igual de bien como les va en Chile. Y es difícil que le vaya bien con la misma metodología y forma de hacer negocios a un país de alta competencia como el propio Estados Unidos o eventualmente parte de la comunidad europea.
Entonces hay cosas que ocurren en Chile que no necesariamente son representativas de un buen empresariado. Y yo creo que eso tiene que ver con una cosa ideológica y también tiene que ver con una cosa cultural. Y por suerte, creo que las nuevas generaciones de esas mismas compañías tienen una mirada mucho más abierta y eventualmente mucha más integradora con otros actores del mercado. La colaboración entre privados es mucho más frecuente en esta generación, sub-45, que en la generación de los 70 años. Entonces, ahí hay un tema también etario que tiene que ver con cómo ellos hicieron negocio y lo exitoso que fueron haciendo esta captura. Y hoy en día eso tiene que cambiar.
- Mencionaste también que esta dinámica de alguna u otra forma propició esta crisis social y de democracia, entiendo que haces alusión al estallido social.
No solamente la crisis con el estallido social, sino lo que generó el estallido social, que fue la degradación de la armonía y la confianza en las instituciones públicas.
Cuando el poder económico termina comprando el poder político, cuando el poder económico termina siendo caso emblemático de colusión, cuando la corrupción ocurre en las altas esferas de las compañías, cuando la corrupción ocurre en las altas esferas de la fuerza armadas, todo eso degrada la percepción pública y la fe pública, y la pérdida de la confianza.
Entonces el estallido no es un síntoma, el estallido es una consecuencia de una degradación que ocurre a nivel de la cúpula de nuestro país. Y le atribuyo- en gran medida- a que el poder político, la independencia de nuestros representantes, en cierta medida, fue coaptada por el poder económico. Entonces se dictaron leyes a favor de ciertos grupos, los grupos económicos incidían en las decisiones del parlamento, y eventualmente después tuvimos representantes de ese mismo poder de captura en el Ejecutivo, en la segunda presidencia de Piñera.
Entonces cuando tú miras esta trayectoria y después críticas por qué la gente tiene una distancia con el empresariado, es justamente porque el empresariado no estuvo a la altura de poder cuidar la democracia que se requiere para poder hacer buenos negocios.
- Y, en ese sentido, ¿cuál es la vía más sana para recuperar esas confianzas?
Es una pregunta que, tal vez, yo no soy la persona más idónea para responder. De hecho, yo estoy ahora sentado en las mesas de Chile Crea Futuro, del Consejo de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, donde hay una mesa experta en democracia, y están discutiendo un tema muy interesante, yo estoy en la mesa transversal. Ahí van a salir elementos respecto a cómo resarcir estas confianzas, pero bajo mi perspectiva, muy discreta, desde un emprendedor, científico, yo creo, primero que nada, recuperar, de algún modo, la independencia de los poderes del Estado es muy importante.
La tensión que existe hoy día entre el legislativo y el Ejecutivo es muy alta. Tener políticos que estén a la altura del proceso histórico que nos toca es muy importante. Hay mucho descrédito por parte del actuar del legislativo, muchas veces atenta contra la generación de confianzas, todos estos personalismos, todas estas discrepancias públicas, esta parafernalia que se arma alrededor de la legislación, le hace mucho daño. Y estos conversos que se mueven de un sector a otro, desconociendo acuerdos, le hacen mucho daño.
Entonces yo creo que tiene que ver con, primero que nada, quiénes están llegando a ser nuestros representantes; segundo, tener un empresariado que quiera contribuir al desarrollo del país, independiente de quién esté gobernando; tercero, tener vocaciones de mayoría. Chile tiene problemas estructurales que requieren ser resueltos a un grueso de la población. Hay un porcentaje importante de la población que tiene problemas resueltos. Yo, por suerte, por mi trayectoria, estoy en ese espacio y estoy en una situación bastante cómoda, pero yo sé que el porcentaje alto de la población no está en la misma situación. Entonces la vocación de nuestras políticas públicas tiene que ir en pos de la mayoría y no en pos de la élite.
Y ese reconocimiento de querer dar un paso al costado, de que los beneficios tienen que ser, por ejemplo, la reforma tributaria, lo que buscaba era la mayor distribución de la riqueza, la mayor recaudación fiscal para hacer programas sociales, y cuando tú tienes un grupo que ideológicamente va a estar en contra de cualquier reforma, de cualquier tipo que involucre una mayor distribución porque genera una mayor recaudación fiscal, hay un tema ideológico que nos va a detener cualquier avance de transformación que queramos hacer. Y mientras no corrijamos esas inequidades estructurales, difícilmente vamos a tener una paz social y una confianza en las instituciones públicas.
Entonces hay un tema que el propio sistema tiene que ser capaz de corregir, que el Estado tiene que ser moderno lo suficiente para poder atender con satisfacción a todas las personas, que el Banco de Estado, como el banco público más importante de Chile, recupere su vocación pública y ayude a las Mi Pymes con la misma fortaleza que los otros bancos ayudan a las grandes corporaciones de Chile.
Hay un tema más de estructura, creo yo. Y, por otro lado, la educación tiene que jugar un rol fundamental para que la gente termine evaluando objetivamente los hechos y no termine siendo informada por medios de comunicación tendenciosos que lo que hacen es tergiversar la verdad en pos de una línea editorial que es contraria con la línea de transformación.
Creo que hay muchas cosas en Chile que tienen que ocurrir para poder lograr esta armonía, ¿verdad? Yo recuerdo estar en México muchos años viviendo, y ellos tienen problemas muy profundos, más profundos que los nuestros. Yo creo que Chile va un paso mucho más atrás de países que están en reales crisis, que tienen el narcotráfico, tienen la narcopolítica, hay diputados y senadores elegidos por el narco, hay una desconfianza absoluta con la policía.
Entonces yo le decía a un presidente de un municipio grande: bueno, ¿cómo ustedes resuelven esto? ¿Cómo llegar a un punto de hacer retorno? Él me decía, con toda la experiencia política que tenía, lo único que puede solucionar esto en México es un meteorito. Tenemos que partir de nuevo, el país se tiene que prácticamente refundar, porque no hay forma de que nuestros políticos, nuestros periodistas, gente que desaparece todos los días en las calles, periodistas asesinados por tal noticia, están en una dinámica que es muy difícil salir de ahí, porque hay mucha gente que se beneficia de esta crisis.
Es un problema profundo, y yo creo que Chile tiene que ser suficientemente inteligente, las universidades tienen que estar a la altura, los políticos tienen que estar a la altura, la ciudadanía tiene que estar organizada e informada, o sino esto va a seguir en la misma línea, y eso será malo para todos.
El que va a poder salir del país se va a ir, con su capital y con sus intereses, a desarrollar una economía emergente, un mercado que sea más llano, más competitivo, más abierto.
- Mencionaste el rol de las universidades dentro de todos estos procesos sociales ¿Cuál es el rol de las universidades en pleno Siglo XXI en materia de ciencia, tecnología e innovación?
Creo que las universidades tienen en Chile un rol más protagónico del que deberían. A mí me genera una molestia profunda cuando el rector de una universidad privada en Chile desconoce una ley y les dice a los médicos que no pueden atender por las tres causales, porque atenta contra los valores de la universidad. Creo que las universidades tienen más peso del que deberían. Las universidades son súper importantes en la sociedad, pero no son lo más importante en la sociedad. Y eso tenemos que ponerlo en contexto.
La universidad representa un porcentaje muy discreto del porcentaje de matrícula de educación superior de Chile. El grueso de la educación superior ocurre en los centros de formación técnica y en los institutos profesionales. Y nadie los ve, y no tienen ninguna vocería, y son la masa trabajadora de Chile. Eso es lo primero. Entonces las universidades están sobre representadas en el relato. Y las universidades también han ayudado fuertemente a la captura del Estado, que está muy mal. Está muy mal que la universidad tensione programas de transferencia tecnológica, que capturen lineamientos del Estado y se dividan de algún modo los financiamientos, sin atender necesariamente el objetivo inicial de los programas. Entonces yo creo que las universidades son fundamentales en todo esto, pero hay que ponerlas en el contexto que les corresponde, ¿verdad? Que son actores sociales relevantes, que forman ciudadanos, forman valores y forman ciudadanos, que desarrollan el conocimiento nuevo. El conocimiento fundamental es extremadamente relevante. El avanzar en el estado del arte y contar con centros de pensamiento en las universidades no ideologizados es muy, muy importante. ¿Verdad? Contar con ciencia, tecnología e innovación desde la universidad es muy importante, mas no es la universidad la encargada de hacer la innovación de Chile, creo yo. No es la universidad la responsable de hacer la investigación aplicada de todo Chile, creo yo. La universidad tiene que cumplir el rol que le corresponde, que es desarrollar ciencia fundamental y eventualmente ayudar a disminuir las brechas que existen en términos tecnológicos, pero aquí debiesen ser otros actores también los que están involucrados en este proceso.
Debiesen ser centros tecnológicos que no hagan docencia, tienen que haber centros de investigación privados que hagan investigación de punta, tienen que haber empresas consolidadas con sus propios departamentos de I+D que colaboren con los centros especializados de la universidad, o sea, tiene que haber mucho más capas de complejidad que la propia universidad para poder mover todo este valor del conocimiento a aplicaciones que resuelvan problemáticas sociales, ambientales y disminuyan la brecha económica.
Atribuirle toda esta responsabilidad a la universidad ha hecho que la universidad tome un rol más relevante que el que merece, creo yo. Y no es capaz en sí misma de resolver todas las brechas. Entonces hay un descontento, o sea, el Estado debilitado le pide a la universidad que asume un rol que no es capaz de asumir. Los investigadores de la universidad tienen que hacer docencia, tienen que escribir proyectos, tienen que hacer transferencias, tienen que escribir patentes, tienen que escribir manuscritos científicos, tienen que hacer vinculación con el medio, y obviamente cuando tú sobresaturas a cualquier espacio, no rinde lo que debiese rendir en su máximo estado de eficiencia, porque no está pensado para la eficiencia de la universidad.
Entonces, a la universidad, por un lado, se le atribuye más responsabilidad, creo yo, de la que le corresponde, y por no poder cumplir con la expectativa del propio Estado y de los propios privados, porque la encuentran lenta, burocrática, están desfinanciadas, tienen un descrédito por parte de los actores relevantes de Chile. Y eso es una paradoja que hay que saber resolver, y yo creo que la ministra Aisén Etcheverry, como ministra de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, junto con el ministro de Educación, Marco Ávila, tienen que ponerle atención a poder ayudar a destrabar esta paradoja, y al mismo tiempo de crear las condiciones, sobre todo desde la economía hasta la ciencia y tecnología, del resto de los componentes que tienen que ser desarrollados para que este conocimiento tan necesario que genera la universidad finalmente termine impactando en todas las esferas que debería impactar.
- ¿Cómo se puede ampliar este grupo de actores de la educación, para que los institutos y centros de formación técnica puedan incorporarse?
Ellos tienen que estar en la palestra pública. Ellos son los que hoy día, si tú te fijas en la transición energética, tenemos los grandes proyectos de infraestructura para el hidrógeno verde, los grandes proyectos para las tecnologías nuevas del litio, los que van a dar respuesta a más a trabajadores y van a formar personas no van a ser la universidad. La universidad va a tomar una decisión para hacer un ingeniero experto en hidrógeno verde, puede pasar una década y nosotros vamos a perder la oportunidad. Entonces, la plasticidad que tienen los centros de formación técnica, porque son la mayor cantidad de trabajos los que vienen de esa área justamente, tenemos universidades absolutamente saturadas en carreras que no tienen empleabilidad, y por otro lado, centros de formación técnica, institutos profesionales que son deficitarios en formación. Y tenemos que lograr que estos institutos y estos centros de formación también estén disponibles y estén en la discusión política, porque ellos forman una parte muy importante de la cadena del conocimiento y eventualmente la aplicación de ese conocimiento a través de los trabajadores y trabajadoras que salen de estos centros de formación técnica, que van a estar disponibles para la generación de las nuevas industrias de Chile.
Entonces creo que, primero, hay que relevar el rol que tienen ellos, darle la preponderancia que se merecen, incluirlo en la discusión pública, y al mismo tiempo que ellos tengan la plasticidad suficiente para poder absorber estos nuevos desafíos, sobre todo pensando en una política industrial como la estamos pensando hoy día.
- José Miguel Benavente, el VPE de Corfo, se ha referido al respecto y el valor de la introducir una nueva política industrial en el país.
Curiosamente hay personas que han salido en el diario criticando la opción que Chile presente lineamientos para poder desarrollar una política industrial competitiva, porque esperan que el mercado siga resolviendo todas las brechas y nosotros sabemos que si el mercado no está operando de forma correcta no va a ser capaz de resolver brechas, porque no ha resuelto las brechas sociales, salariales, no ha generado los mejores empleos y las inversiones están detenidas muchas veces por motivaciones de otro tipo, que no son las netamente técnicas.
Es importante que Chile desarrolle una política industrial, es importante que, desde el Estado de Chile, no del gobierno de turno, se presenten grandes lineamientos que nos permitan generar musculatura, capacidades, formación, empresas, startups, ecosistema en las áreas en que nosotros vamos a ser competitivos. Negarse a la política industrial es seguir agrandando las brechas que existen en Chile.
- ¿Qué rol tienen las startups y emprendimientos en el Chile del futuro?
Las startups y los emprendimientos tecnológicos van a nutrir el ecosistema, van a generar nuevas tecnologías, van a desarrollar nuevos procesos, van a desarrollar servicios habilitantes para las nuevas industrias; son clave, pero tienen que ser conducidos. Tenemos que hacer que los emprendimientos científico-tecnológicos logren consolidarse y desarrollar metodologías habilitantes para que el éxito de esas compañías finalmente tenga una repercusión en el sector económico en el que quieren impactar y eso quiere decir que tienen que haber más fondos, inversiones disponibles, tienen que haber fondos temáticos y tienen que ocurrir muchas cosas.
- Para cerrar, en tu rol como científico ¿cómo ves Chile en 50 años y que te gustaría heredar a las nuevas generaciones?
Veo un Chile donde el conocimiento sea muy valorado y desarrollado equilibradamente entre el mundo público y privado, veo un país con una distribución lo suficientemente madura para tener enfoque y desarrollo transversal de Chile en las diferentes regiones, con una independencia real de los gobiernos regionales, veo a Chile exportando conocimiento y tecnología y veo a Chile como un pequeño Singapur.
Un país con universidades de punta, que estén desarrollando conocimientos fundamentales y conocimiento aplicado en colaboración con otros actores. Veo que donamos el Huáscar y lo devolvemos a los peruanos, veo a Chile compartiendo su maritorio con Bolivia. Veo a Chile con un reconocimiento real y autonomía de nuestros pueblos originarios, sin diferencias de clases que nos permitan tener distancias y resquemores entre quienes componemos este país.
Veo un Chile con una migración regulada, un país integrado a diferentes discusiones regionales y mucho más integrado con nuestros países en Latinoamérica, una mirada sur-sur y no una mirada tan patio trasero a los países desarrollados. Veo un futuro bonito.
Por Comunicaciones OpenBeauchef