UChile: Científicos de la U. de Chile crean dispositivo que indica el riesgo de contagio por coronavirus en espacios cerrados

El prototipo creado por investigadores de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de nuestro plantel, permite evaluar qué tan peligroso es un lugar cerrado ante el riesgo de contagio de COVID-19. Los científicos ya implementaron este lector de bajo costo en algunos recintos educacionales del país.


¿Cómo medir el riesgo de contagio en un espacio cerrado? Existen muchos parámetros, más allá del uso de mascarilla y alcohol gel, para considerar qué tan seguro puede resultar estar con otras personas en un mismo lugar. Investigadores de la Universidad de Chile afirman que no basta con conocer los parámetros que actualmente se utilizan, por ejemplo los metros cuadrados de un recinto. La ventilación, en este caso, juega un rol clave en la prevención durante esta pandemia. Es por esto que diseñaron un dispositivo capaz de determinar cuán seguro puede ser un lugar cerradode forma dinámica y en tiempo real.

Se trata de una iniciativa impulsada por científicos del Centro de Modelamiento Matemático (CMM) y del Centro Excelencia en Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA) de la Universidad de Chile, con apoyo de de Fablab y OpenBeauchef U. de Chile. Ellos crearon y diseñaron un aparato, de bajo costo, capaz de medir los niveles de dióxido de carbono existente en un lugar cerrado, para así determinar qué tan ventilado y, por consiguiente, qué tan riesgoso puede ser estar en de una oficina, un laboratorio, una sala de clases, o cualquier otro espacio cerrado ante la exposición de algún contagio viral. 

Específicamente, el PhD en Astronomía de la Universidad de Oxford, e investigador del CMM, Francisco Förster, junto al Doctor en Ingeniería Eléctrica e investigador del CATA de la Universidad de Chile, Ricardo Finger, crearon este dispositivo que monitorea en tiempo real los niveles de CO₂, para luego enviar los datos a una nube que está en constante actualización. 

“El corazón del dispositivo es un sensor que mide la concentración de CO₂, emitiendo luz infrarroja que es absorbida por las moléculas de dióxido de carbono en el aire”, explica Francisco Förster. Esta medición se despliega en una pantalla, y cuando la concentración supera un umbral de 700 partículas por millón, se activa una señal de alarma. 

“Actualmente confiamos mucho en el uso de aforos reducidos, pero no está bien dirigido al problema de fondo, que es la recirculación y el reuso del aire que respiramos”, detalla Ricardo Finger sobre las motivaciones para generar este dispositivo.

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