Cuando emprender es principalmente soñar

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En 1928 la norteamericana Amelia Earhart se convirtió en la primera mujer que cruzó en avión el Atlántico, y aunque ya era piloto, su papel se redujo al de acompañante; la aviadora debió esperar 5 años para volar sola ese océano. Lograrlo tuvo mucho que ver con sus habilidades y conocimientos, pero también con la incesante idea de perseguir sus sueños.

La ingeniera civil químico Sally Bendersky (que cuenta con una destacada trayectoria en los sectores privado y público, donde incluso se desempeñó como embajadora de Chile en Israel) concuerda con que los sueños son el motor que nos mueven a la práctica. Explica: “Si las mujeres lográsemos darnos permiso para soñar y realizarnos en el mundo público, podríamos encontrar la forma de convivir junto con los hombres en un mundo que permita que los talentos de todos se manifiesten, que elijamos la forma de vida que queremos, que los roles privados se repartan por elección y no por obligación, y que las oportunidades que la vida ofrece se tomen con la mayor libertad posible”.

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Sally Bendersky, ingeniera civil químico, afirma que “tenemos que darnos permiso para soñar”.

El punto es compartido por Solsiré Giaverini, incluso el programa que creó recibe el nombre de Construyendo Mis Sueños. Allí buscan ayudar a emprendedores y micro empresarios en condición de vulnerabilidad a sacar adelante sus negocios, para mejorar la calidad de vida de ellos y la de sus familias.

De acuerdo a su experiencia, la principal dificultad para las mujeres hoy es precisamente no atreverse a seguir sus sueños. “Quizá muchas de ellas no han podido concretar sus anhelos por asumir el papel de madre o por simplemente no tener los recursos para hacerlo, pero nunca es tarde para decidirse y emprender”, explica.

Paula Poblete, directora de estudios de ComunidadMujer nos cuenta que “efectivamente es posible establecer que las posibilidades de expansión de los emprendimientos están asociados al género de quienes los lideran y  en el caso de las mujeres la adversidad es mayor”.

La profesional explica que de acuerdo a la literatura internacional, se destacan diferentes categorías que dan cuenta de los problemas a los que se enfrentan ellas: deficiencias en capacidades de gestión, barreras de acceso al sistema financiero, problemas para participar en encadenamientos productivos y/o comerciales, y la persistencia de actitudes sociales que limitan las oportunidades de las mujeres.

Añade que en la sociedad chilena son los factores culturales los principales obstaculizadores, como falta de apoyo de la pareja y la tensión que se produce entre su desarrollo profesional y responsabilidades familiares.

Sally Bendersky asegura que “lo que dificulta la senda es el conjunto de creencias ocultas y condicionamientos sociales que sabotean nuestra capacidad emprendedora”, y añade ejemplos: “Nuestro rol es atender a la familia y cuidar a los hijos. Si sobra tiempo, podríamos hacer algo  relacionado con nuestra vocación, pero es entendido más como hobby o complemento de ingreso familiar”.

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Laboratorio FCFM, U. de Chile

Emprendimientos de alto impacto

Cuando se trata de empresas capaces de crear compañías y trabajos de calidad, abrir mercados que potencian el crecimiento y la innovación, las cifras aún son tristes: según el estudio Women in Technology que lideró la Universidad de Stanford, en Sillicon Valley las mujeres ganan 50 por ciento más que en otras áreas, pero apenas un tres por ciento de las empresas tecnológicas son iniciadas por ellas y están ausentes en casi todos los equipos de administración.

Por otra parte, se puede establecer que el segmento femenino concentra sus emprendimientos en sectores de baja productividad, que -por lo general- tienden hacia bajos niveles de innovación y diferenciación y con poco uso de tecnologías, todas cuestiones que limitan el valor agregado de este tipo de proyectos.

A pesar de ello, existen cifras esperanzadoras: según el Startup Genome Report 2012, en Santiago el 20% de los emprendimientos eran liderados por una mujer, mientras que en el mundo esa tasa alcanza al 3%.

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Bárbara Silva y Pilar Marambio participaron como jurado en concurso OpenBeauchef

Bárbara Silva es CEO de Best Innovation y participa del directorio OB, cuenta que lo que más le costó cuando decidió emprender fue que la tomaran en serio: “No sé si me hubiera costado menos siendo hombre, y espero que no,  pero la principal traba fue que la gente entendiera que tú de verdad estás buscando generar valor, cuesta mucho construir credibilidad”.

Admite que está feliz con su decisión y que lo único que ha perdido son horas de sueño, pero que ha valido la pena absolutamente porque siente que está contribuyendo para que Chile pase a un nivel mayor de desarrollo. Agrega que innovar es fascinante, porque “las mujeres que tienen la oportunidad de hacerlo están diseñando su futuro, están creando la realidad que quieran vivir”.

Pilar Marambio también es miembro del directorio OB y es gerente de logística y recursos humanos de Maraseed, empresa dedicada a la multiplicación de semillas híbridas con alto valor agregado. Inició hace años este emprendimiento familiar y nos cuenta que la experiencia ha sido muy potente.

Explica por qué: “Significa la posibilidad de cambiar la condiciones de vida de tanta gente, lo que es un tremendo privilegio y a la vez, una gran responsabilidad. He ganado muchísimo, ya que he tenido que la posibilidad de aprender y de conocer un negocio en todas sus aristas; y de darle la oportunidad de crecer a mucha gente”.

Sin embargo, estar a la cabeza de un emprendimiento, implica varias responsabilidades. Pilar comenta que a veces es un gran peso, que se pierde libertad y que hay que estar 24/7, en todo sentido.

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Laboratorio FCFM, U. de Chile

En la búsqueda de un mejor escenario

Parece ser que cuando las empresas son comandadas por fuerza femenina, se producen ciertas ventajas. De acuerdo a un estudio de la Universidad de Stanford y Kauffman Foundation, apoyado en encuestas a 500 emprendedoras tecnológicas, las empresas de base tecnológica lideradas por mujeres son más eficientes en lo financiero, consiguen un retorno de la inversión un 35% mayor y generan un 12% más de beneficios que las startups puestas en marcha exclusivamente por hombres.

Para aumentar la participación femenina existen varias políticas públicas. De acuerdo a Paula Poblete, directora de Estudios de ComunidadMujer, las posibilidades de mejorar son amplias, y van desde afinar las evaluaciones de riesgo utilizadas por el sistema financiero, con un enfoque de género; permitir el acceso a financiamiento de mayor envergadura;  potenciar la llegada a redes de comercialización; y fortalecer las oportunidades de capacitación específica, de asistencia técnica y de tecnologías de información y productivas, de modo tal de diversificar, viabilizar y potenciar las áreas de negocios a las que acceden.

Pilar Marambio establece que: “En mi opinión, en la mayoría de los países emergentes las condiciones están dadas para que los hombres puedan desarrollarse en cualquier área, mucho más que las mujeres. No obstante, nuestro país entrega hoy posibilidades para emprender impensadas 10 años atrás. Creo que el encontrar trabas culturales u otras son finalmente excusas”.

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Programa Construyendo mis Sueños

Solsiré Giaverini, directora ejecutiva de Construyendo Mis Sueños, sostiene que hoy hay mucho más apoyo a nivel gubernamental y privado y eso se nota en los números: “Según la última Encuesta de Microemprendimiento, realizada por el ministerio de Economía, en la actualidad hay un 9% más de mujeres emprendedoras que en el 2010. Esto quiere decir que se están preparando y realizando ellas mismas”, argumenta.

En este sentido – y a modo de ejemplo-, en el marco del Programa de Mejoramiento de la Gestión (PMG) «Enfoque de Género», desde el año 2002 Corfo lleva adelante acciones que tienen el propósito  de implementar políticas públicas más inclusivas, equitativas y con mejor focalización de los recursos y programas. Otro caso es concurso Her Global Impact, que impulsan Best Innovation y la fundación Mustakis, dirigido a mujeres emprendedoras con un proyecto de alto impacto.

La mayoría de las profesionales entrevistadas comparten la visión de que hoy las condiciones para que una mujer emprenda son más favorables que antes, sobre todo en términos de políticas y programas, pero aseguran que aún falta camino por recorrer en el área de la cultura y la educación. Con importantes cambios en estas materias será más fácil atreverse a lograr los sueños y, en esa aventura, contribuir con el desarrollo de la sociedad.